miércoles, 31 de julio de 2013

Zubiaur, Foucault y la Colonia de Mettray





Jose Zubiaur nació en Entre Ríos en  1856 y falleció en 1921. En 1894 recibe el título de Doctor en Leyes con su tesis “La protección al niño”. No se dedicó prácticamente a la profesión de abogado, volcándose hacia el campo educativo y pedagógico, siendo frecuente asistente a los congresos internacionales en la materia. Fundó la Escuela Benjamín Franklin en Concepción del Uruguay en 1879, a los 23 años, y fue posteriormente Rector del colegio Nacional de esa ciudad. Fue Director general de Escuelas de la Pcia. de Corrientes y Vocal del Consejo de Educación de Entre Ríos.  Impulsó la creación de escuelas rurales, las  escuelas nocturnas y  la reglamentación de talleres en las escuelas entre otras iniciativas. Publicó numerosos escritos, integró academias, fundó revistas especializadas y fue persona de consulta de los gobiernos de varias provincias y del gobierno nacional.

El título completo de la  tesis de Zubiaur es: “La protección al niño: Estudio de las principales disposiciones del código penal argentino sobre los menores de edad y de los medios de protección sobre los mismos”.  El mismo año de publicación de la tesis Zubiaur hace editar un folleto u opúsculo con algunos partes de la misma que tituló: “La prevención del crimen por medio de la educación y corrección de la infancia. Párrafos sueltos de una tesis”.   

En “la prevención...” Zubiaur expresa un supuesto en boga en la época en torno a la criminalidad: La reforma del criminal adulto era, si no imposible, sumamente improbable; por ello debían ponerse las energías en la prevención del crimen y por ende en la corrección de la infancia.
De acuerdo al clima de época, rescata la idea del criminal no como un ser malvado (“como lo quería la iglesia”) o un peligro cuya desaparición era necesaria (“como lo proclamaban las teorías absorbentes del socialismo”) sino como un enfermo mas susceptible de curación que de castigo y a quien deben respetarse sus derechos inalienables. De esta consideración (“desideratum de la ciencia moderna”) y de la idea de educación deriva necesariamente la supresión del castigo para el menor delincuente y su reforma por la corrección ejercida comunitariamente.

Zubiaur escribe acerca de las cárceles inhumanas y hace referencia a su progresiva humanización. Refiere cuanto más necesario es ésta tratándose de los menores que, además, vivían en comunidad con los adultos delincuentes contagiándose  “deletereamente” de su ejemplo.

De todos modos la preocupación principal radicará en la prevención del delito, y por ende en la infancia abandonada: “...pero a la par de estos (los menores delincuentes)... bullían en la sociedad otros menores, huérfanos o abandonados, aun no criminales, pero lanzados ya en ese camino por la ancha puerta de la miseria, del hambre, de la falta de educación y moralidad. Esos seres desgraciados...constituían también un peligro para la sociedad que era necesario cortar, recogiéndolos, arrancándolos de las garras de la miseria y haciéndolos de futuros criminales, hombres útiles”.

La clave entonces es la prevención del crimen por la educación y la corrección de la infancia. Zubiur rescata la obra del suizo Johann Pestalozzi, a quien llama padre de la pedagogía moderna, en tanto fundador en Stans del “primer instituto para huérfanos desvalidos” que sirviera de inspiración a “cien otros modelados en el”. A partir de allí  abreva en las reformas norteamericanas y pone como modelo de colonia a la colonia francesa de Mettray . En su tesis Zubiaur desarrolla las características de la colonia: “El régimen descrito, el sistema de recompensas y castigos, el cuartel especial para los menores enviados por los padres, la ejemplar dirección y administración que aún tiene y los frutos cosechados han contribuido de consuno a dar a la colonia...la justa celebridad y el prestigio que goza hasta ahora. Ese régimen de familias es el que mas ha llamado la atención y ha sido mas universalmente adoptado.”  

La Colonia de Mettray
Michel Foucault nos habla de la colonia de Mettray en “El poder psiquiátrico” : “...cuando la familia se hace trizas, cuando deja de cumplir su función, no tarda en introducirse...toda una serie de dispositivos disciplinarios cuyo papel  consiste en mitigar sus flaquezas: aparición de las casas para niños expósitos y orfelinatos, apertura entre 1840 y 1845 de un conjunto de hogares para delincuentes juveniles, lo que se llamará infancia en peligro, etc., en suma todo lo que podemos llamar asistencia social , todo ese trabajo social que aparece a principios del siglo XIX  y va a cobrar la importancia que hoy le conocemos...podrá sustituir a la familia, reconstituirla, y permitirá a la vez prescindir de ella. Así, si tomamos el ejemplo de Mettray, el establecimiento se destina a recibir a jóvenes delincuentes que en su mayor parte son niños sin familia; se los alista de un modo absolutamente militar, es decir disciplinario, no familiar; y al mismo tiempo dentro de ese sustituto de la familia...se hace referencia constante a ella pues los vigilantes, los jefes, etc., llevan el nombre de padre, hermano mayor; los grupos de niños, aunque íntegramente militarizados...constituyen una presunta familia”  

Foucault va mas allá, en Vigilar y Castigar escribe: “Si tuviera que fijar la fecha en que termina la formación del sistema carcelario, no elegiría la de 1810 y el Código penal, ni aun la de 1844, con la ley que fijaba el principio del internamiento celular. No elegiría quizá la de 1838, en que fueron publicados, sin embargo, los libros de Charles Lucas, de Moreau-Christophe y de Faucher sobre la reforma de las prisiones. Sino el 22 de enero de 1840, fecha de la apertura oficial de Mettray. O quizá mejor, aquel día, de una gloria sin calendario, en que un niño de Mettray agonizaba diciendo: "¡Qué lastima tener que dejar tan pronto la colonial" Era la muerte del primer santo penitenciario. Muchos bienaventurados han ido sin duda a reunirse con él, si es cierto que los colonos solían decir, para cantar las alabanzas de la nueva política punitiva del cuerpo: "Preferiríamos los golpes, pero la celda nos conviene más." ¿Por qué Mettray? Porque es la forma disciplinaria en el estado más intenso, el modelo en el que se concentran todas las tecnologías coercitivas del comportamiento”

(párrafos sueltos de una tesis, en este caso, propia)

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